"Conexiones de amor", una historia real que habla de conectar con el bebé en el embarazo; un libro sobre superación del duelo gestacional

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No dudes de que estás ante uno de los mejores libros sobre maternidad consciente. Aunque no solo habla de eso, sino de mucho más... de vida, amor, esperanza, infancia... Pero el tema principal es el embarazo consciente y cómo ese enfoque ayuda en caso de que surjan complicaciones.

Conexiones de amor va a contarte lo que nadie te contó sobre el embarazo: ni en los cursos preparto, ni en la consulta del ginecólogo. Decidí escribir este libro porque he sentido la pena de otras mujeres al ver que han perdido la oportunidad de vivir su embarazo conectando con sus hijos y disfrutando esa experiencia más de lo que nunca hubieran podido imaginar, y porque creo que es importante dar una nueva visión de lo que supone un aborto espontáneo. Quiero que sepas cómo conectar con el bebé. Si yo viví esa experiencia, tú también puedes hacerlo.

Deseo que conozcas mi libro porque contiene información muy valiosa. Disfruta su lectura. Reflexiona sobre lo leído. Regálalo a quien creas que puede aportar algo, para que cumpla su propósito: revolucionar la manera en que vivimos el embarazo.

Lo que encontrarás en él es una preciosa historia real de embarazo, que aporta una visión diferente a la acostumbrada. Te dejará un regusto de optimismo si crees que un mundo mejor es posible. Te parecerá un regalo si estás deseando ser madre y conectar con tu hijo de una forma que nadie te contó. Y si el sueño de ser madre se trunca, te devolverá un poco de la serenidad que se fue con tu hijo y la certeza de que él te sigue queriendo desde el otro lado (este es uno de los principales motivos que me llevaron a escribir). Leer Conexiones de amor ayuda a superar un aborto y desplaza la sensación de culpabilidad. Y sobre todo, evidencia la consciencia del bebé y su necesidad de sentirse parte de la familia antes de llegar a ella, lo que establecerá las bases para llegar a ser una persona segura y emocionalmente estable.

La doctora Claude Imbert (autora del libro, El futuro se decide antes de nacer), ha ayudado a muchos pacientes mediante psicoterapia y mantiene que el bebé en el útero piensa y siente y se forma una visión de sí mismo, que es fruto de lo que vive en su entorno más cercano a través de pensamientos y conversaciones. No puedo estar más de acuerdo, porque tras lo vivido, me atrevo a asegurar que así es: cuando esperas un bebé, llevas en tu interior una personita consciente que te escucha y entiende, aunque no lo haga mirándote a los ojos.

Me es inevitable pensar que la distancia que ponemos entre nosotros y el bebé al que aún no vemos, pueda hacerle sentir incómodo. Y en el caso de niños no deseados, las barbaridades que pueden escuchar en boca de sus propios padres...

No vivas pasivamente la DULCE ESPERA,
aprovecha esa oportunidad que tu hijo no volverá a brindarte

¿Te das cuenta de que parece que un embarazo es sólo esperar, cuidarse, acariciar la tripa, realizar visitas al ginecólogo y preparar la habitación del bebé?... ¡Error! Es mucho más que eso.

En el libro te muestro todo lo que otras personas que viven situaciones parecidas ocultan, lo que podemos llamar un embarazo consciente: el anuncio a través de un sueño de lo que está por acontecer... la confirmación del sexo del bebé... la conexión con el abuelo... sentirle de forma física antes de que hubiera nacido y otras situaciones que te sorprenderán. Esto no suele hablarse en cualquier conversación corriente, por desgracia, pero creo que cualquier plus de humanidad que aportemos a este congestionado mundo, es una pequeña victoria de la que todos disfrutaremos.

Por mi experiencia con las mujeres que he conocido embarazadas, he comprobado que ni siquiera consideraban que existiera nada más allá del masaje o de tocar la tripa esperando que el bebé reaccione, cantarle nanas para acostumbrarle a su voz o ponerle música suave. Son bonitas maneras de comunicarse, pero debo añadir que existe otra comunicación más profunda y asombrosa. 

Mientras se va formando, ya entonces el bebé es un ser provisto de conciencia de sí mismo y de quienes le rodean. De otra manera me resultaría difícil explicar lo que viví con mis hijos y los recuerdos de una conversación entre mis padres cuando yo aún no había nacido.

Sin embargo seguimos teniendo la idea de que esos nueve meses de espera son sólo eso: esperar hasta el nacimiento, porque parece que es entonces cuando empieza la fiesta, ¿verdad?

Pues no. Tu hijo ya ha adornado tu útero con guirnaldas y confeti. Sabe que estás ahí y está deseando comunicarse contigo desde el principio. ¿Le vas a hacer esperar nueve largos meses...? Él quiere (y puede) comunicarse contigo AHORA; y con su padre; y si así lo desea, también con los abuelos u otras figuras cercanas a las que él mismo se lo hará saber. Puede parecerte extraño, pero ocurre.

Si mi hijo pudo hacerlo, seguro que el tuyo también lo intenta: el problema no está en ellos, sino en nuestra ruidosa mente que no escucha, porque vivimos ajenos a ese sutil mundo, pensando únicamente en su salud y en montar una preciosa habitación donde no falte de nada. Y al final acaba faltando la comunicación. Lo de siempre. Igual que con los niños y luego con los adolescentes, las parejas, los jefes... acabamos fallando una y otra vez en lo mismo.

Pero si estamos abiertos a esa comunicación y a todas las sorpresas que nos depare nuestro pequeño, forjaremos desde el primer momento un bonito vínculo. El pensamiento, los sueños y su significado tienen mucho que decir aquí. No los subestimes, porque son un importante canal de información.

No pierdas el tiempo esperando y comienza ya a relacionarte con tu hijo. Que no llegue un día en que te arrepientas de no haber aprovechado esa mágica etapa que sólo dura nueve meses. Si su infancia pasa tan rápido que a veces nos lamentamos de las cosas que no hicimos, en comparación, el embarazo es casi fugaz.

Hoy en día tenemos la tecnología que nos permite ver a nuestro bebé antes de que nazca mediante una ecografía 4D. Sin duda es un regalo precioso, incluso para el propio niño en un futuro, pero en esa búsqueda de lo físico, nos perdemos algo mucho más valioso.

Si una ecografía te desvela cómo es su físico, soñar con él puede darte esa información y más... Sólo debes confiar en que el desea comunicarse contigo desde el principio de la gestación. Hay todo un mundo sensorial a nuestro alrededor que tendemos a ignorar.

La gente siempre pregunta a la embarazada por su salud o la del bebé, pero...
¿Dónde quedan las NECESIDADES EMOCIONALES de ambos? 

"¿Cuándo nacerá tu bebé?"
"¿Te has hecho análisis y ecografías?"
"¿Ya has buscado el nombre?"
"¿Tienes preparada la habitación del bebé?"

¿Dónde queda tu mundo emocional y el de tu hijo? Los anhelos, las preocupaciones más profundas, la necesidad de consuelo, de conexión... El mundo del alma es el más olvidado y quizá si lo atendiésemos mejor, habría menos niños con problemas y menos madres con depresión postparto. Creo que vivir una buena relación desde el principio de la gestación, es de los pocos lujos que no cuestan dinero. 

Sinceramente, ¿alguien te hizo alguna de estas PREGUNTAS durante
tu embarazo o las haces tú? 

"¿Hablas con tu niño?"
"¿Notas que se comunica contigo de algún modo?"
"¿Obtuviste algún tipo de respuesta?"
"¿Lo has visto alguna vez en sueños?"
"¿Sientes que su alma te acompaña?"

Como parece que está de moda desmitificar el embarazo, Conexiones de amor hace eso mismo. Pero tranquilidad, que el libro no habla de nauseas y otras lindezas, sino del aspecto emocional de los primeros meses de vida del bebé en el útero, siempre a través de lo que yo he vivido (un aborto y dos nacimientos).

Este libro no es un manual, sino un relato íntimo, una parte de mi vida contada de forma que pueda inspirarte una maternidad más consciente, a través de mis vivencias, reflexiones, sueños y recuerdos de infancia. Habla, sobre todo, de vida y lo hace curiosamente, teniendo como eje central de la historia, el aborto de mi primer hijo.

Aquella pérdida gestacional fue la que originó todo lo que conoces de mí hasta ahora, tanto literaria, como artísticamente. Y mi forma de vivirlo fue muy serena (aunque dolorosa al principio) gracias a que siempre supe que aquel niño sigue vivo aunque no habite mi hogar. Por eso quiero recomendar mi libro especialmente a quienes algún día vivirán (o hayan vivido ya) un duelo prenatal o perinatal. Aunque su tristeza no se desvanezca, entender lo sucedido les ayudará a avanzar. 

Yo pude conectar con aquella alma. A las nueve semanas de gestación se despidió de mí con una caricia que sentí tan real en mi mejilla, como siento ahora el teclado bajo mis dedos. Conectar con el alma de otras personas llena la nuestra. Realmente lo material es sólo una ilusión...

Muchas personas no creerían lo que viví, pero no siento la necesidad de convencer a nadie de nada. Mi libro Conexiones de amor simplemente expone lo que ocurrió. Quien se sienta atraido por él, es que ya está está preparado para recibir lo que puede aportar a su vida.

Háblale y pregúntale lo que te preocupe. Tu bebé puede tener las respuestas
y RESPONDERÁ si debes saberlo 

¿Seré la mejor madre para ti?"
"¿Estás creciendo bien?"
"Ojalá hubieran podido conocerte tus abuelos"
"¿Podría perder este embarazo?"

¿Te has dado cuenta de que tras los casos de delincuencia, generalmente hay un problema mental o algún desorden en la jerarquía de valores, distorsionada por el trato que esa persona recibió en su infancia?

Un niño que recibe cualquier tipo de maltrato, acaba devolviendo eso mismo a la sociedad. Un niño que recibe amor, está en condiciones de devolver buenos valores. "Recogemos lo que sembramos" es una verdad como un templo.

Ante tantas desgracias que nos sacuden todos los días en las noticias, cada uno de nosotros es responsable de dejar algo bueno de sí en el planeta para quienes vienen detrás. Por poco que puedas aportar, ¡hazlo!, somos millones de personas, así que fíjate cuántas cosas buenas puedes recibir de los demás si todos actuamos de esa manera...

Es la única forma de cambiar el mundo: no confíes en que otros lo hagan, empieza tú y empieza también a través de tus hijos. Cada niño trae bondad y sabiduría en forma de una nueva oportunidad para la humanidad, de rectificar y de volver a ensalzar los valores por delante del dinero y el poder.

Aporta algo a través de la educación, la generosidad, el ejemplo, la empatía... Como el profesor que tiene una nueva visión de la educación: César Bona. O aporta amabilidad a otros, como la persona anónima que te atiende en el súpermercado amigablemente, como bálsamo para tu desdichado día. No hace falta que seas un genio, ni que seas famoso. Siempre habrá algo que puedes hacer por los demás. Y si crees que no, limítate a sonreir porque con eso ya estarás haciendo mucho (último capítulo del libro, lo entenderás cuando lo leas).

En mi caso, siempre me he expresado mejor con el lápiz que con la palabra y sé que cada una de mis ilustraciones ha tenido su impacto en las personas que las han visto o las han comprado para ellas y para regalar a sus seres queridos.

Por esto, quiero que mi libro te sirva para ver más allá de lo que nos cuentan y con ello, ser más sensibles ante cada nueva vida. Porque sin niños física y emocionalmente sanos, no habrá jamás un mundo justo. Cuidando cada vida desde el principio, nos cuidamos a nosotros mismos. Porque todos estamos conectados por maravillosas conexiones de amor.

Una sociedad sana y justa se gesta en el hogar: primero en el útero y después en el seno de la familia.

Y ya sólo me queda decirte que disfrutes del libro, que te haga pensar, que le hables de él a todo el mundo.
Y también me gustaría saber qué te ha parecido, aquí, o en el blog de Conexiones de amor. 

Feliz lectura...

La autora,
Mónica Rebollo

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